domingo, 12 de mayo de 2013

RETO CONSEGUIDO

Marchamos a Ronda con toda la ilusión de convertirnos en "cientouneros" y lo hemos logrado. Tras 101 km de dureza y sufrimiento como reza en el lema de este año volvemos con el deber cumplido. En los próximos días colgaremos la crónica y fotos de la prueba.


AVANCE  DE RESULTADOS
De los 3.500 marchadores-corredores inscritos.
-          180      Chico Benítez              13 h 13’
-          181      Bernardo Lorenzo       13 h 13’
-          220      Paco Guisado             13 h 38’
-          528      Rafa Cotro                  15 h 43’
-          529      Arturo Calle                15 h 43’
-          917      Mª Angeles Ladrón     17 h 53’








ARTICULO DEL PERIODICO EL MUNDO







 
 
DEPORTES | XVI edición de los 101 Kilómetros organizada por la Legión

La carrera más popular del ultrafondo español pone a prueba a 7.000 participantes

Participantes en la prueba de ultrafondo de Ronda esperan el sábado la salida. | ELMUNDO.esParticipantes en la prueba de ultrafondo de Ronda esperan el sábado la salida. | ELMUNDO.es
  • La carrera atrae durante tres días a 20.000 visitantes de toda España
  • "Cada paso me cuesta la vida", cuenta un corredor en el kilómetro 92
  • "Si te sientas es muy difícil volver a levantarte", dice un veterano del cross
Una fillita de colores chillones serpenteando por lo majestuoso del paisaje en mil tonos verdes de la Sierra de Ronda. Una línea que sale junta del Tajo y llega desperdigada 101 kilómetros después. Unos, se habrán parado incluso a echar un pitillo y beberse una cerveza. Los menos. Otros, apenas habrán parado, ni siquiera a hacer pis, todo el líquido sudado. Los fieras. La mayoría, se habrá sentado a cambiarse los calcetines, a hablarle a unas ampollas para que les permitan alcanzar la gloria que sólo se logra sufriendo mucho por una comarca que el sábado cruzaban, pendientes de todo, cientos de legionarios, de maniobras especiales. Siete mil dorsales soñando con alcanzar el ladrillo, la medalla que acredita haber sido capaz de sobrevivir a la prueba más popular del ultrafondo español.
Es la carrera de La Legión, aquella que el capitán Oscar Pajares pensó en 1995 para acercar a los soldados del músculo tatuado, de la barba y la leche de pantera a los civiles con ocasión del 75 aniversario del cuerpo militar. Esa carrera que le puso el apellido de luchar contra la droga, sin pensar que estaba creando a miles de adictos a 101 kilómetros de paisaje idílico. Una carrera que durante tres días atrae a la comarca a 20.000 visitantes de toda España que ya saben dónde están Setenil, Alcalá del Valle, Arriate, Benaoján, Montajeque y, claro, Ronda, desde la que el sábado de noche cerrada se veía una fila más discontinua de lucecitas por el campo, linternas en manos de corredores que echaban mano de las endorfinas de la agonía para llegar a meta. Esa línea que había cruzado el primero Miquel Capó. En sus piernas, hace tres semanas, la victoria en el maratón Des Sables en el desierto africano.
Al mediodía, en las calles de Arriate, cruzaba el grueso del pelotón. Tres de la tarde. Cinco horas de carrera ya, llegando a la distancia de un maratón. Todos, con gorras que además protegen el cuello de un sol sin piedad. Pequeñas mochilas, camel bags, bastones, ánimos en grupo y algún valiente que trota solo. En lo alto de una pequeña cuesta, Luis Tomás, de La Rinconada, Sevilla, ha colocado una bandera española.
Corren muchos militares, equipados todos con las mismas camisetas, banderitas españolas asomando en las mochilas. Cuando llegan a la bandera, la besan. Corredores civiles también. Al otro lado, compañeras del grupo de senderistas de ese pueblo sevillano, sujetan una pancarta: «Si lo puedes soñar, lo puedes lograr». «Cuando lo ven, muchos se emocionan y les da ánimos», explican estas acompañantes de corredores que luego escribirán en el blog «Ganar no ganamos pero hacemos de todo».
Al llegar, es cierto que muchos hablan de sueño realizado, aunque la mitad de la carrera, de noche, sin fuerzas, sea una pesadilla para unos cuantos miles. «Pero repetirán», explica Luis, que ha visto ya unas cuantas llegadas. Cerca, otra pancarta: «Javi, aunque llegues el último, para nosotros siempre el primero». Y a Javi no se le ve, pero sí a otros del mismo nombre que agradecen igual el cartel.
Cerca, se paran a beber dos hombres y una mujer que va tan fresca como para dar saltos de alegría al ver a sus amigos. Son ultrafondistas de Málaga, explica la mujer de uno de ellos, de esos que han cambiado hace tiempo el asfalto por entrenamientos en las montañas desde Benalmádena a los montes. Otros, echan un pitillo, cerca de unos que se cambian los calcetines con mimo.
Cuatro y media de la tarde en la entrada del cuartel de La Legión. Grandes encinas dan sombra a familias dispuestas a animar, con las sillas entre flores amarillas y malvas. Están pasando las bicicletas. En el kilómetro 70 se les dibuja una sonrisa cansada al escuchar gritos de ánimo y farfullan un «gracias». En el cuartel descansarán los menos competitivos. Allí los legionarios les tendrán preparado hasta caldito.
El otro día, un directivo de multinacional que dona bebidas para la carrera, explicaba: «Los 101 kilómetros sólo son posibles por la Legión. No hay organización privada que pueda con una carrera de fondo con miles de participantes». Aparece el primer corredor entre bicicletas. Concentrado en el horizonte. A un ritmo inverosímil si se piensa que lleva en las piernas maratón y media. Con el segundo corredor, que pasa al rato, se escucha a un ciclista apretar dientes y decir: «Lo que me jode es llevar delante a un corredor».
Entre la hierba y las margaritas, José María Rivero, peluquero de Alcalá de Guadaira, camiseta del ultratrail del Mont Blanc, aplaude a los primeros corredores. Ha cerrado la peluquería y se ha venido con la familia hasta aquí. Todavía recuerda lo dura que fue este año la carrera de los bandoleros. Lluvia, frío y viento.
Es él quien explica que los 101km, para los ultrafondistas veteranos, se han convertido ya en el equivalente a las carreras populares para los maratonianos. En esta edición, no está uno de los mejores andaluces, del club de Morón, que están al otro lado, debajo de una encina, animando también. Hay otra prueba en Castellón de 150 kilómetros, explican, y allí está también «Superpaco» Contreras, el señor de 75 años de Cártama que se ha convertido en un personaje del ultrafondo español.
Seis de la tarde, salida del cuartel, carretera de Benaoján. Mesa de picnic montada por los atletas de Álora. Allí está Juan Vázquez, campeón veterano de cross de Europa, ganador en su categoría del maratón de Nueva York. Mujeres maratonianas, niños que han mamado la carrera. Se para uno del club y agarra un puñado de fresas, bebe agua y les dice que va bien. Entre los 20 primeros. «Los de delante no se paran porque, si te sientas, es muy difícil volver a levantarte», explica Juan Vázquez, que, en Setenil, se ha propuesto, con un representante de marca deportiva, correrla el año que viene por primera vez.
A poco más de las ocho de la tarde, entra el primero en meta. A las nueve de la mañana, por twitter, se animaba a Alejandro Pis, del grupo de corredores de Málaga la marea naranja. Kilómetro 92: «Cada paso me cuesta la vida. No puedo más». Pero sí podía. Ejemplo de superación. Lo que quería el capitán Pajares en 1995. Lo que pretenden los que se hacen en horas con siete mil dorsales. 20.000 en lista de espera para la agonía y el ladrillo.

CRONICA DE LA OPINION DE MALAGA



Un recorrido de esfuerzo

101 kilómetros de dureza y compañerismo

Llegar a la meta es el principal objetivo de todos los participantes de los 101 Kilómetros de La Legión

12.05.2013 | 02:28
 
Los miles de deportistas se congregaron en la mañana de ayer en la Ciudad Deportiva para situarse en la salida de una prueba deportiva de gran dureza. MARIBEL CHITO

MANOLO GUERRERO El esfuerzo y el compañerismo volvieron a brillar de nuevo en la carrera de los 101 Kilómetros de La Legión que comenzó en la mañana de ayer por distintos municipios de la Serranía de Ronda. Una prueba que ha alcanzado este año su dieciséis edición y que ha contado con un total de 7.000 participantes repartidos en las diferentes modalidades: MTB, duatlón, tándem y marchadores.
La salida de los ciclistas se produjo a las 10.30 horas de la mañana y media hora más tarde lo hacían los marchadores, tanto individuales como en equipos, que tuvieron que enfrentarse, sobre todo durante los primeros kilómetros, a las altas temperaturas.
La prueba que lleva a cabo el Tercio Alejandro Farnesio IV de La Legión, reconocida a nivel nacional, se caracteriza por la estricta organización en la que participan 800 miembros del ejército. Durante el recorrido los deportistas contaron con veintiún puestos de avituallamiento y con una importante asistencia sanitaria.
Una vez más la carrera de La Legión dejó imágenes e historias para el recuerdo. Deportistas que portaban en sus camisetas imágenes de familiares, de personas que se encuentran pasando situaciones complicadas o incluso, en uno de los casos, la foto de una mascota fallecida.
Otros participantes optaron por disfrazares e incluso un bombero realizó la prueba con su uniforme. Pero entre los homenajes más emotivos destacó el que dos rondeños dedicaron a dos de sus compañeros ciclistas, fallecidos hace pocos meses tras ser atropellados por un vehículo. De este modo, realizaron la carrera en un tándem, posicionándose finalmente como los primeros de su categoría.
Ambos deportistas manifestaron al llegar a la meta visiblemente emocionados y portando una pancarta que «en el tándem hemos venido cuatro personas hoy. Hemos notado como Paco y David venían con nosotros y esto va por ellos».
El trabajo de meses de entrenamiento se vio recompensado ayer para muchos de estos deportistas que alcanzaron llegar hasta la meta. Como fue el caso de Lucas Jiménez, del municipio de Algodonales, el primer ciclista en terminar la carrera, en poco más de cuatro horas, seguido de un rondeño, Antonio Guerrero. El primero esperó a su compañero al final de la meta, situada en la Alameda del Tajo, como muestra de reconocimiento a su esfuerzo.
En duatlón, el primer premio fue para Miguel Orihuela que alcanzó la meta a las 16.07 horas, llevando a su hijo en brazos, como hicieron otros deportistas.
El primer marchador, Miguel Capó, llegó a la meta minutos antes de las ocho de la tarde, realizando la prueba en un tiempo de 08:48 minutos. Según apuntó tras su llegada consiguió despegarse de su principal rival en la recta final.
Miguel Capó señaló que arrastraba «algunas molestias físicas» pero aseguró que terminó «bien». Además, reconoció: «No entreno mucho porque me queda poco tiempo después del trabajo y he sido padre hace poco».
La mayoría de los cientouneros, como se conoce a los participantes, coincidieron en que todo el sufrimiento que se vive durante la carrera, las caídas, los desvanecimientos y las lesiones se olvidan, o duelen menos, en el momento que se cruza la meta y comienzan a pensar en la próxima edición.




1 comentario:

  1. Lo conseguisteis , enhorabuena deseando leer lo alli vivido , felicidades

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