Correr por la arena: beneficios y riesgos
Por Luis Miguel del Baño - 17/06/2015
Bien sea porque vives cerca de la playa y, de vez en cuando, te gusta trotar
por la arena o porque este verano te acercarás a la costa y no vas a dejar
pasar esa sensación única, debes tener cuidado.
La arena es un excelente
terreno para parte de nuestro cuerpo, pero puede ser una pequeña trampa para
otra parte.
Te animamos a que corras por la arena. Los beneficios existen, pero, como todo,
hazlo con moderación. Si no lo conviertes en una rutina habitual, podrás
aprovechar las cosas buenas y evitar las que te perjudiquen.
Beneficios
Menor impacto. El
terreno que pisas es
mucho más blando
que cualquiera al que estés acostumbrado. Esto, a ritmos bajos y controlados
que eviten los hoyos o zonas irregulares, te puede ser beneficioso ya que
el
impacto en el cuerpo es mucho menor.
Mayor gasto energético. Esto podría ser tanto una cuestión a favor como
en contra, pero como suponemos que tus entrenamientos por la arena no serán
excesivamente largos, piensa que, como es más complicado que correr por un
terreno firme,
quemarás más calorías. Así que, planifícate bien tu
entrenamiento en arena, no te vayas a quedar sin fuerzas.
Fuerza y rodaje, 2x1. Correr por la playa
exige más a nuestros
músculos. Nuestros pies se hunden más y deben volver a subir. Es por ello
que cualquier rodaje también tiene una
pequeña dosis de entrenamiento de
calidad o fuerza. Fortalecerá tus tobillos e incluso gemelos y cuádriceps.
Ambiente. Mira a tu alrededor. Es temprano,
tienes el mar a tu lado
con su poder relajante. La naturaleza está de tu parte,
no hay tráfico
rodado. No cabe duda que el
entorno es ideal para que tu mente y tu
espíritu se relajen. Si a ello le añades un buen fajo de endorfinas que te
proporciona el entrenamiento, es insuperable.
Riesgos
La inclinación. La orilla de la playa siempre tiene una
ligera
pendiente. Esto, lógicamente, no es bueno para nuestro cuerpo, ya que
forzaremos
más los músculos de una parte del cuerpo que de la otra. En ese sentido, lo
ideal es que corras primero en un sentido y luego en el otro para no
sobrecargar demasiado los músculos de una de tus caderas o tobillos. Pero aún
así, trata de evitar las pendientes excesivas ya que nos obligan a una
pisada poco natural.
El terreno blando. Igual que puede ser un punto a favor, también lo
puede ser en contra si nos encontramos alguna zona excesivamente laxa.
Nuestro tendón de Aquiles, tobillo y gemelos pueden sufrir si se hunden en
exceso y se vuelven a levantar continuamente.
Ojo al ritmo. No intentes ir a ritmos excesivos porque no rendimos igual
que en el asfalto.
Es más costoso desplazarse por estas zonas y podrías
fatigarte si te exiges demasiado.
Zapatillas, sí. A no ser que sea un trote muy ligero y de no mucha
duración,
te recomendamos que lo hagas con zapatillas. La arena de la
playa esconde conchas o restos marinos que en manos de un niño son un gran
tesoro pero en la planta de tu pie pueden ser peligrosos.
Calor y sol. A pesar de tener el mar a tu lado, te recomendamos que en
verano madrugues para correr por la orilla.
Evitarás riesgos con el calor y
el sol, que en ese lugar es inevitable, no te dañará. Además, a esa hora
todavía no habrá muchos castillos construidos, con lo que te encontrarás pocas
sorpresas en tu recorrido.
Aprovecha esos entrenamientos en la arena para que te aporten cosas positivas.
En Alicante existe incluso un circuito de carreras por la playa que tiene mucho
éxito entre sus participantes. El circuito Arenas Alicantinas tiene ocho
pruebas que se desarrollan parte en asfalto y paseos marítimos y parte sobre la
orilla del mar.