"Cuando corro mi mente no conoce la derrota.
Lucharé hasta llegar a la meta"
Encontré esta frase en el blog de un maratoniano y lo hice mi
eslogan durante los duros 101 km de Ronda. Cada vez que las piernas me flaqueaban
o el ánimo decaía un poco recordaba esta frase y volvía retomar las fuerzas
para vencer al dolor, al sufrimiento, al calor, a la oscuridad y me decía
acabar es una victoria.
Después del magnífico ultratrail de Morón mis expectativas en
cuanto a tiempos se habían disparado pero el deporte es muchas veces agridulce
y una inoportuna lesión dos semanas antes de la carrera me hicieran hasta dudar
de que pudiera disputarla.
Con este panorama mis planteamientos de carrera fueron probar
hasta donde las lesiones me permitieran y al final pudo más la mente que el
cuerpo y pude no solo acabarla sino en un tiempo y en una posición bastante
aceptable si además contamos que este año habían endurecido el recorrido.
Pues vamos allá. Salimos temprano de la casa que habíamos
alquilado el equipo Correplayas para evitarnos los atascos en la entrega de
mochilas ya que se contaba con 7000 participantes entre todas las modalidades. Así que estuvimos 2 horas tirados en el césped
del estadio descansando, haciendo fotos y charlando nerviosamente con los
muchos conocidos de otros clubs.
A las 11 de la mañana, tras los vivas reglamentarios, se dio
la salida. Una marea de gente se puso en marcha y era imposible correr hasta superados
los 200 ó 300 metros por la gran
cantidad de gente. Empecé a marcar el ritmo previsto y me perdí de los compañeros
pensaba que venían más cerca de mí así que con lo que no esperaba seguí hacia
adelante. Hacia el km 5 enganché a los compañeros y amigos Paco Valle y Ángel
Torné y caminamos juntos los primeros 25 km.
En este primer cuarto de carrera el ritmo era óptimo ya que
el terreno no era todavía demasiado duro pero las sensaciones eran bastante malas
porque las piernas me recordaban mis lesiones cada paso que daba y encima pagué
la novatada de llevar la mochila demasiado cargada que con el calor de esas
horas me machacó bastante.
Del 25 al 30 mis dos compañeros se rezagaron un poco y me uní
a otros atletas que llevaban un ritmo semejante al mío y en el tramo que se
bajaba hasta atravesar Arriate. Acabada esta localidad se sube el primer “tourmalet”
como dirían los ciclistas la conocida popularmente como “cuesta de los cochinos”.
Esta subida de unos 7 km me deja grogui y a mitad de ella me pasan como cohetes
Bernardo y Antonio Ramírez. Yo decido seguir a mi ritmo o no llego ni a la
mitad. Antes de acabar la cuesta es Chico Benítez quién me pasa y me pregunta
por los compañeros. Le digo que hace un rato que pasaron como balas y pone la
directa y se va.
Acabada la “cuestecita” hay un descenso bastante chungo
porque aquí tan jodío es enero como febrero y si subir es complicado bajar es
un calvario. Mis piernas siguen dándome bocados de todos los colores pero yo más cabezón. En el avituallamiento
del 50 vuelvo a coger a los compañeros. Hacemos una parada y cambiamos
calcetines y nos embadurnamos de crema y polvos talcos para prevenir las
ampollas. Ya nos cuesta hasta atarnos los cordones y nos queda un poco más de
la mitad.
Bajamos los cuatro juntos hasta Setenil y allí nuestro amigo
Ramírez tiene que cumplir con el rito sagrado para él de tomarse una cervecita
yo lo acompaño y me tomo un coca cola, Ber y Benítez continúan. Estamos en el
km 60.
Tras un buen avituallamiento con frutas, chocolate y bebidas
isotónicas nos ponemos en marcha desde esta localidad. Al poco Antonio empieza
a notar problemas de estómago y me dice que continúe yo a mi ritmo. Después al
llegar a meta me enteré que tuvo que retirarse en el 66. Mala suerte. Me habría
venido bien su ayuda ya que conocía bien el terreno. Era su 3ª participación.
En la próxima seguro que se saca la espina.
Varios km después de dejar a Ramírez vuelvo a coger a los dos
compañeros del club y hacemos juntos hasta el km 75 donde estaba el
acuartelamiento de la legión dónde nos daban de cenar si queríamos. Entramos y
tomamos una cena rápida. El contraste de temperatura y el caldo hizo que me
entrara bastante calor y un poco de náusea así que le comenté a Bernardo que me
iba andando a ver si me recuperaba que de todas formas ellos estaban más
fuertes y me volverían a pasar.
Fui andando un rato y como desde el campamento hasta el
comienzo de la cuesta de la Ermita (2º tourmalet) era en descenso fui poco a
poco trotando. Naturalmente a poco de empezar la cuesta me pasaron mis
compañeros que iban con otro ritmo. La cuesta es eterna. Hay tramos que es
difícil hasta andar. Por fín, corono la cuestecita y a lo lejos se divisa
Ronda. Llevo 80 km sólo me quedan 21 que luego fueron 23 por la nueva
cuestecita. La bajada hasta Montejaque es chunga de esas que hay que frenar más
que andar. Aquí hay un avituallamiento. Tomo de todo un poco. Parece que mi
cuerpo se ha transformado de tanto dolerme ya no me duele nada. Desde aquí a
Benaoján todo es bajada por una buena carretera así que empiezo a marcar ritmos
más rápidos que en el inicio de la prueba. En ediciones anteriores pasada esta
cuesta todo era coser y cantar. Pues nada mi gozo en un pozo. Terminada la
bajada nos desvía hacia una montaña que hay que atravesar “de noche” y con un
pequeño frontal yo que veo menos que un gato de yeso me tiro 12 km que en vez
de marchar voy a paso de tortuga. Joder ahora que me había recuperado.
Intenta aprovecharme de algunos que me pasan que llevan luces
más potentes o ven más que yo, cosa que por otra parte no es muy difícil, pero
es imposible algunos son kamikazes o ven más que un lúgano. Después de más de
una hora solo en medio de la montaña con mi lucecita se acaba el cuestón y nos
acercamos a Ronda. Claro estamos abajo y la meta está en el Tajo. Pues vaya
tajo eso hay que subirlo también. A esa cuesta le llaman la “cuesta el
cachondeo” y será para los que lo ven porque para los que la suben después de
100 km menudo cachondeo, jejeje…
Entro en Ronda. Luz, ¡Dios mío! Veo otra vez. Son más de las
12 de la noche. Trece horas y media después hay una cantidad de gente increíble
que te anima y mis piernas ya no conocen dolores ni cansancio. Esos 500 metros
finales se me hacen cortísimos. Esos si que los disfruté. Entro el 220 de 3500 con un tiempo a tenor de lo visto bueno,
pagando algunas novatadas y mis dichosas lesiones pero así es el deporte y éste
siempre te da una segunda oportunidad de hacerlo aún mejor.
MIS COMPAÑEROS
Chapeau a todos.
Gran carrera de Bernardo y Chico Benítez que dada su edad y
que debutaban tienen un amplio margen de mejora en futuras ediciones.
Rafa Cotro y Arturo Calle cumplieron como jabatos. Rafa, con
problemas de menisco le dió buen pellizco a su marca.
María Angeles, fenomenal y luchadora como siempre. Hizo la
carrera con una compañera. De haberla hecho sola su marca sería bastante mejor.
Así que tiene una deuda con la prueba.
Carlos Galán, fenomenal en btt. Hay que tener “bemoles” por
no decir otra cosa para bajar aquellas cuestas en bicicleta y no menos
subirlas.
No me puedo olvidar de Antonio Ramírez que ha sido el que ha
llevado el peso de la organización en el viaje y por su apoyo incondicional y
constante a los compañeros pese a que tuvo que retirarse. Un aplauso y un
abrazo para él. Se lo merece.
Por último, como acabar es una victoria felicito a todos los
que lo lograron unos con muy buenas marcas y otros como es normal con saci las
24 horas límites. Felicidades a Paco Valle, a José Luis Iglesias (carrerón),
Angel Torné, Ismael,…toda la gente del Guadalquivir y a tos en general.
Crónica de Bernardo Lorenzo
Hace 5 horas cerca de Chipiona ·
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