Muchos días de entreno y sacrificio y llegó el gran día: mi primer
maratón. Muy nerviosa y con ganas de empezar. Salí con muy buenas
sensaciones. El día magnífico para correr y con muy buena compañía, en
especial la de mi marido (sin él no lo hubiera conseguido) que nos iba
controlando el tiempo y el ritmo y la de los compañeros Fabián, Carlos,
Morón y Agustín que también me arroparon mucho. Entre charlas, en medio
de un gran ambiente llegamos casi sin darnos
cuenta a la media. A partir de aquí José Manuel decidió ir un poco más
rápido ya que no bajaríamos de las 4 horas, que era el reto. Yo me
encontraba muy bien, pero dudaba, me daba miedo del muro. A pesar de que
el ritmo subía yo iba cómoda pero siempre con temor. Cuando me di
cuenta llegamos al 27 y el próximo que vi fue el 31, el Tio del Mazo no
apareció. Agu se fue quedando, lo que me disgustó bastante y Morón
aparecía y desaparecía. Íbamos adelantando a mucha gente y de manera
rápida, lo que me animaba mucho.
En el centro los ánimos de la gente te
empujaban y te ayudaban ¡QUE AMBIENTAZO! Ahí me di cuenta de que era
capaz de conseguirlo. La gente me recordaba que la gloria estaba cerca y
en menos de 4 horas. La parte final no fue fácil. Los últimos 3 km me
costaron mucho. Sufrí, pero menos mal que estaba mi marido que no paraba
de animarme. Quedaba tan poco… Me emocioné mucho al entrar en el
estadio. Ya lo había conseguido y bastante por debajo de las 4 horas.
Llegué muy contenta y menos cansada de lo que imaginaba, con muy buenas
sensaciones. Había logrado terminar mi primer maratón (quién me lo
hubiera dicho hace unos años) y la satisfacción de haberlo entrenado y
terminado con mi marido. Sin él hubiera sido bastante más difícil.
Quiero agradecer el apoyo de todos los miembros de este gran club. ¡Nos
veremos el año que viene, Sevilla!
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