I ULTRA TRAIL LIBAR
ADVENTURE
Bueno, después de los meses de entreno llegó la hora estrenarse en esto de los Ultra Trail de la mano de mi compañero y sin embargo amigo Javier Iglesias.
Llegamos el viernes tarde, ya que decidimos aprovechar y pasar el fin de semana en el bonito pueblo de Montejaque con la familia.
Tras instalarnos, nos dirigimos a recoger los dorsales y la bolsa del corredor en la oficina de turismo situada en el centro del pueblo. Bolsa del corredor un poco escueta en comparación a lo que ya estamos acostumbrados en la gran mayoría de carreras, sólo el dorsal, una camiseta técnica y algo de publicidad. Echamos en falta el pasaporte mencionado en el reglamento, algo que yo pensaba imprescindible en este tipo de pruebas.
Al día siguiente y tras desayunar en un bar próximo, nos encontramos con El Corredor Errante, con el que intercambiamos opiniones sobre lo que podía ser esta carrera. Nos dirigimos a la salida donde nos habían citado a las 10.00 para el brifint, el cual fue nulo ya que lo poco que se habló fue inaudible a causa de la nefasta megafonía.
A las 11:00 se da la salida de MTB y 15 min. después se efectúa la salida de corredores, donde después de un corto paseo por el pueblo nos encaminamos por una pronunciadísima cuesta a los llanos del Líbar, dese donde pudimos llevar un ritmo constante y muy cómodo de trote hasta pasado el primer avituallamiento situado según la organización en el km 10, pudiendo disfrutar de unas vistas impresionantes, que no serían más que un anticipo de lo que nos esperaba.
Comenzamos una subida especialmente técnica donde nos perdimos nada más comenzar a subir por culpa de la falta de balizas. Tras dar el grupo que nos seguía con la primera referencia y ponernos en aviso, volvemos sobre nuestros pasos para poder seguir la senda. Comienza aquí una impresionante subida, muy técnica, sin apenas balizamiento y seguida de una no menos técnica e interminable bajada hasta el km 21 donde se encuentra el segundo avituallamiento.
13 kms nos restan hasta el siguiente punto de referencia que comienzan con un sube y baja suave que nos permite correr un poco hasta desembocar en lo que parece el cauce de un río seco, donde comenzamos un duro zig zag en subida entre la maleza, zarzas y vegetación propia del entorno, la cual nos deja las piernas bastante magulladas, teniendo incluso que casi reptar en algunos tramos. Continúa la subida cada vez más despejada de vegetación pero volviéndose a su vez mucho más técnica y dura, hasta tocar cima para de nuevo bajar, ya por zona de pinos que nos llevarán a otra subida que desemboca en un cortafuegos hasta la entrada del sendero que nos lleva a los Llanos Republicanos. Siendo esta subida por el cortafuegos una de las zonas que más nos hizo sufrir a causa del calor y la inclinación.
Bajamos hasta los Llanos Republicanos, con la sorpresa de que no los cruzamos como estaba previsto, si no que los rodeamos, (posteriormente la organización nos informó que la Consejería de Medio Ambiente no autorizo a su cruce, lo que supuso un aumento de kms.) dando continuidad al sufrimiento de la subida anterior, agravado por el calor en la zona, la falta de agua, ya que en el anterior avituallamiento, por error solo reposté uno de los botes, al pensar que el otro lo llevaba lleno. Lo que tenían que ser 13 km de un punto de avituallamiento a otro, pasó a 17 km, empeorado por el calor y el error que me llevó a afrontar estos kms con tan sólo 600 ml de agua y parte de mi compañero que solidariamente compartió conmigo a pesar de sufrir lo mismo que yo. Aunque gran parte de este tramo era totalmente corrible, decidimos no correr para no empeorar la sensación de sed que llevábamos y más sin tener claro cuanto nos quedaba para el repostaje.
Por fin el ansiado avituallamiento. Nada más llegar vimos que no éramos los únicos que habíamos sufrido este tramo, ya que encontramos a bastantes corredores en evidente estado de agotamiento y los que llegaban por detrás nuestra no estaban en mejores condiciones. Allí pudimos ver como se retiraban de la prueba tres de ellos totalmente “fundidos”, encontrándonos teóricamente en el km 34, confirmándonos los voluntarios que allí se encontraban que realmente era el 36 km.
Con las pilas cargadas y los botes llenos, continuamos durante un par de kms por camino bastante bueno has que nos desviaron por un continuo sube y baja junto a un río, por un terreno muy bonito en el cual podíamos trotar a ritmos cómodos, pero, se me encendió la luz roja al llegar al km 40. Comienza un dolorcillo en la parte de atrás de la rodilla izquierda que tal como le comento a mi compañero de fatigas “no me gusta ni un pelo”. El dolor va en aumento durante las subidas y bajadas más importantes, relajándose en las más suaves y llanos.
Sin más novedad llegamos al 44 km donde nos repodemos un caldo que sabía a gloria y nos vino de lujo, ya que empezaba a refrescar (por fin).
Tras varios kms por una pista en muy buen estado, nos desvían a una bajada bestial que nos lleva a la parte más baja de la presa, bajada que me hizo ver literalmente las estrellas de cómo se agravó el dolor en la rodilla. Comenzamos a llanear unos cientos de metros donde ya nos oscureció prácticamente del todo y comenzando una subida tremenda hasta la carretera (lo de tremenda también podía ser por el dolor que me producía ese tipo de inclinación, lo que me llevó a desenfundar de nuevo los bastones y no soltarlos hasta meta)
Ya en el cruce con la carretera de entrada al pueblo vemos mucho ajetreo y se respiraba un ambiente muy muy tenso, donde veíamos corredores enfrentados a miembros de la organización reprochándoles que se habían vuelto por que no encontraban el camino por falta de balizas agravado por la oscuridad de la noche. Nos indican por donde continua la prueba y nos dicen que un grupo de unos 25 corredores se han vuelto y han optado por bajar por la carretera hasta el pueblo. Nosotros sin dudar mucho y amparados por la potencia del “pacofoco” iniciamos la bajada, y tras nosotros un nutrido grupo de crispados corredores, que por segunda vez retoman la misma bajada. Haciendo de locomotora, con la ayuda de un corredor Rondeño que conocía algo la zona y mucha suerte, llegamos al cruce donde nos deparaban a los de 55 km y a los de 99 km. Ya habíamos pasado lo 50 km así que ……
Comenzamos la famosa subida a la Ermita de la que tanto se habla en la 101. Sigo en cabeza del grupo y cada vez que izo la mirada para intentar ver el final, todos lo vagones me recriminan que no alumbre para arriba, que prefieren no ver lo que queda. Entre charlas, bromas y algunos ronquidos llegamos a la cima (Jamás había tenido tantas ganas en mi vida de ver una Ermita). Empieza la bajada hacia el pueblo y si en la bajada a la presa empecé a ver las estrellas, ya veía la vía láctea entera.
Por fin en el pueblo, saco fuerzas de no se donde y troto un poco para dar alcance al grupo que había subido a la Ermita con migo, ya que en la bajada me era imposible llevar un ritmo decente. Y ahora si, entre algunos un poco crispados, bromas y pamplinas varias, llegamos a meta los seis que quedamos del grupo que iniciamos la ultima subida. Una meta solitaria, donde un poco más y ya no está ni el arco de meta. Alguien nos indica que tenemos que entrar en la oficina de turismo para que contabilicen la llegada. Pasamos y encontramos un ambiente no muy agradable con la presencia de Guardia Civil incluida. Nos toman nota de los dorsales y automáticamente nos tiramos en un sofá, donde nos tomamos algo de café que tenía a nuestra disposición la organización.
En definitiva,
José Mª Lorenzo y Javier Iglesias 9 y 10 de nuestra categoría 22 y 23 de la general con un tiempo de 9 horas 20 min. (tiempo oficial provisional)
Nota a la Organización:
Creo que de sobra sabéis los fallos a subsanar para próximas ediciones y que espero sean subsanados ya que es una carrera muy muy bonita, de dureza extrema (según los entendidos) a la que me gustaría volver en siguientes ediciones.
Muchas gracias por todo.
El domingo 8 de noviembre nos desplazamos a la Sierra de San Cristóbal Javi Rivera y Paco Guisado para disputar el IV TRAIL PIRATA. La prueba se desarrollaba sobre un recorrido de unos 21 km que había permanecido oculto para evitar los entrenos previos y que todos los corredores se encontraran en las mismas condiciones para afrontarla.
Dado el boom de los últimos tiempos en cuanto a trails y carreras de montañas se refiere las 500 inscripciones se habían agotado en 48 horas por lo que la participación fue muy numerosa.
La salida se produjo con puntualidad y los 500 participantes nos lanzamos hacia el primer tramo de unos 3,5 km de senderos con toboganes pero que permitían “correr” a un ritmo sostenido. Ni que decir tiene que los primeros no corrían sino que volaban por debajo de 4 min/km.
Finalizado este tramo comienza la primera gran dificultad la subida de 500 metros bastante pronunciada a “los pocillos”. Como el camino es estrecho y la dificultad grande se forma una larga fila india de corredores subiendo cada uno como puede y siendo bastante difícil adelantar.
Coronada esta dificultad nos enfrentamos a unos 2 km de subidas y bajadas “técnicas”. Algunas de las cuales carecen de un sendero perfilado sino que se forma al pasar los corredores ladera abajo ladera arriba. Aquí los especialistas de montaña empiezan a sacar diferencias con el resto que nos lo tomamos con más precaución. No obstante, siempre hay el temerario que se las da de experto que aterriza como puede. En algún momento alguno de estos paracaidistas están a punto de llevarnos por delante y rodar en grupo hasta abajo.
El tercer tramo es el más cómodo porque durante varios kms se puede correr bastante por un sendero que transcurre paralelo a la carretera del Portal. Aquí los que somos menos especialistas nos sacamos un poco la espina y aprovechamos para apretar.
Del km 12 al 16 se vuelve al terreno técnico con pequeñas subidas y bajadas pero con grandes desniveles que son como paredes que en algún caso hay que subir a gatas. En algunas zonas el piso es de piedras que nos obliga a mantener el equilibrio. Es quizás el tramo más duro de la carrera.
A partir del 16 se bajan los pocillos y hasta la meta se regresa por el mismo camino pero a la inversa por lo que en este tramo se puede echar el resto y correr todo lo que las fuerzas te permitan.
La prueba está muy bien organizada , circuito bastante bonito y duro ya que al tratarse un trail corto no hay momentos de recuperación sino que de principio a fin hay que ir a tope.
Agradecer a mi compañero Antonio López por la ayuda prestada durante toda la carrera y felicitar a Javi Rivera que debutaba en el mundo de los trails.
Resultados Correplayas:
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Paco Guisado
55 general-3º Veterano B 1h 55'
44”
–
Javi Rivera 190 general-109 Senior B 2h 14' 25”
Buenas Javier y José María. Un placer haber compartido kilómetros con vosotros. Yo desde el avituallamiento del caldito lo pasé canutas para seguir el balizado. Personalmente me encantó el recorrido, pero me quedé muy molesto con esa parte final sin balizar(se suponia que por el 35 seria ya reflectantes y con luces led) y la meta...si un señor que habia por alli no me dice que entre en la oficina de turismo me quedo en el bar tapeando.
ResponderEliminarUn saludo de Jose María (el de chiclana). Por cierto, a dia de hoy no me veo consiguiendo acabar la que estuvimos hablando.