lunes, 1 de diciembre de 2014

Crónica de Rosa

75 km pasados, tramo a tramo.
Antes de empezar a describir todas las sensaciones que el camino me ha transmitido, he de pararme, en una primera y la más importante.
El Agradecimiento.
Agradecimientos, al Club de Atletismo "Los Lentos de Torreblanca" que en colaboración con los Ayuntamientos de Castilblanco de los Arroyos, Almadén de la Plata y todos los voluntarios han permitido hacer realidad un evento deportivo como es la II Ultra Trail Sierra Norte de Sevilla, permitiéndonos a todos los inscritos disfrutar de una ruta preciosa, donde se nos retaba con un atractivo juego de  terrenos de diferente dificultad.

Un Agradecimiento incondicional a Juan de Dios Mateos Garcés, mi compañero y guía en el camino, por su apoyo antes y durante toda la Trail; sacrificando los primeros puestos, que seguro llevarían su nombre, por acompañarme. Estos 75 km me han dado la oportunidad de una vez más, confirmar, la grandeza y humildad que guarda en su corazón, ayudando a medida que adelantábamos a todo aquel héroe que en el avanzar de su camino se había lesionado o necesitaba de algún alimento. No dejó de ayudar ni un solo segundo a todo aquel que lo necesitaba, pendiente a todos y cada uno.  Ante él me rindo, por la lección de Humanidad y Deportividad mostrado. Su corazón es el de un Triunfador.
Agradecer a mi compañera y amiga, María de los Ángeles Ladrón de Guevara por estar pendiente todo el tiempo de mí y ser mi ejemplo a seguir, por su fortaleza innata, capacidad de sufrimiento y superación. De ella he aprendido mucho. Toda una atleta en cuerpo y alma.
Y Agradecer a toda mi familia por su apoyo diario en los entrenos.
24 horas después de haber terminado mi primera ultra trail, empezada sin más pretensiones que el de disfrutar, aprender del camino, aprender de Juan de Dios,  aprender de cada uno de los participantes, aprender de mi misma y sobre todo alcanzar sencillamente la meta, puedo solo decir que,  he vivido intensamente cada tramo, de cada zancada dada, una tras una; sin importarme el barro ni el agua. Sentirme parte de un equipo de dos al ritmo de un solo sentir.  Mis piernas conectaban con la naturaleza, con aquellos que junto a mí avanzaban y conmigo misma.  Era mi corazón y mi mente la que al ritmo de mis sensaciones en cada paso me guiaban y me impulsaban a seguir y seguir mientras el sol nos inundaba.
Gracias Juan de Dios por creer en mí y mostrarme que los limites no existen si tu mente no los alimenta.
Has conseguido y he conseguido ser la segunda clasificada general femenina, 75 km,  y aún desconozco el tiempo tardado, imagino que por la caída del sol, serían las seis de la tarde, pero tampoco me importa, porque al final el tesoro que buscaba lo he encontrado.
La felicidad del compartir y de la superación.


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