EL DEPORTE SIEMPRE DA SEGUNDAS OPORTUNIDADES.
El año pasado, después de muchos años
en el mundo atlético, me decidí a afrontar el reto de participar en una prueba
de 100 kilómetros. En concreto, lo hice en la mítica 101 km de Ronda prueba que
en el mundillo de los ultramaratonianos es comparable a correr uno de los
grandes del maratón. Para ello, junto a un grupo de compañeros, estuvimos
varios meses de entrenos realizando kilómetros y más kilómetros. Participé en
varios trails y alguna maratón y mi estado de forma era extraordinario. Pensaba
que podía afrontar este reto con garantías de hacer una magnífica marca e
incluso soñaba con entrar entre los 5 ó 6 primeros de mi categoría.
Sin embargo, dos semanas antes de la
gran cita mi gozo en un pozo como reza el dicho. Una lesión de tibiales puso en
duda incluso mi participación. Pese a todo decidí hacerla por terminar y porque
no quería tirar por la borda todo el entreno. Me arriesgaba a una lesión grave
pero como los corredores somos así de cabezones tiré para adelante. Sufrí lo
indecible durante la carrera, las bajadas me martirizaban, el dolor era
persistente y a base de un réflex “mágico” del ejército que me trajo mi amigo
Ramírez y que me echaba cada 5 km conseguí acabar. Se me quedó una espina
clavada y cuando acabé le dije a la prueba: “tú y yo tenemos una cuenta
pendiente y a fe mía que tarde o temprano me la cobro”.
Alguno al leer estas líneas pensará que
a qué viene esta historia. Y esta historia viene para ofrecerles mis respetos y
mi admiración a mis tres compañeros que se lanzaron este fin de semana a esa
loca aventura de ser “Bandolero”. Prueba dura donde las haya. En cada edición
acaban poco más de la mitad de los participantes y en la del año pasado ni
siquiera la mitad.
Sólo la enfermedad y la amistad os han
derrotado no la carrera. Enfermedad de Mª Angeles que con problemas intestinales
durante horas le provocó la deshidratación que hizo a los servicios médicos
obligarla a retirarse y menos mal porque conociéndola en cuanto se hubiera
recuperado un poco seguro que sigue adelante. Y amistad porque nuestros amigos
Antonio y Paco antepusieron su deber de estar a su lado por encima de su
inmenso deseo de acabar la carrera. Estos gestos hacen grande nuestro deporte
cuando un compañero se sacrifica por ti, cuando comparte el agua, la comida el
sufrimiento por encima del triunfo que supone acabar.
No os preocupéis como he puesto por título el deporte os dará otra oportunidad para acabarla y estoy convencido que lo lograréis. Pero donde habéis triunfado ya es como personas, como compañeros y como amigos. Por encima de las pequeñas discusiones propias de los nervios y de las tensiones de las carreras vosotros ya sois CAMPEONES.
Pese a todo nos habéis hecho pasar un fin de semana increíble pegados a internet viendo vuestros pasos por los distintos controles y haciendo arder el wasap dándoos ánimos y fuerzas desde aquí. Así que ánimos y a recuperar la próxima vez LO CONSEGUIREMOS.
No quiero acabar sin felicitar a otro grande Juan de Dios Mateos, nuestro chipionero de Ubrique, ganador el año pasado y 2º en esta edición. Grande como corredor y más grande como persona.
Felicitar también a David Cebrián que
de los seis chipioneros fue el único que consiguió terminar con sus 35 horas y
30 minutos.
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